El Festival Internacional de Títeres “Con Bombos y Platillos” nace con el objetivo de socializar el teatro de títeres a nivel popular. Tenemos la firme convicción de que las artes en general y el teatro de títeres en particular, por su capacidad transformadora y movilizadora, aportan a la disminución de la presión psicológica que afecta a determinados grupos poblacionales [personas con discapacidad, infantes, adolescentes, adultos mayores, etc.], en situaciones de conmoción social como la experimentada en el contexto de la emergencia sanitaria por COVID 19. Creemos en este Festival porque hemos visto su incidencia en la formación de públicos, en la circulación de productos artísticos y en el sistema de producción cultural del país; a raíz de su posicionamiento dentro de la oferta de artes escénicas del país se ha provocado una eclosión de compañías de nuevos titiriteros y titiriteras. Hacemos el Festival porque creemos que el mundo, nuestro entorno es siempre perfectible y puede convertirse en un espacio seguro para el disfrute y el desarrollo de todas y todos, un espacio amigable, solidario y colaborativo. Este evento ha suscitado gran interés en el público asistente tanto a las funciones que se realizan en las salas de teatro como en los espacios no convencionales, entre ellos: escuelas fiscales, barrios populares, parroquias rurales, comunidades indígenas, centros de rehabilitación social, casas de salud pública, municipalidades y gobiernos seccionales, entre otros. A lo largo de estos 20 años de trayectoria, el Festival ha albergado a titiriteros de Ecuador Colombia, Perú, Chile, Argentina, Brasil, México, Guatemala, Cuba, El Salvador, Italia, España, Portugal, Francia, Eslovenia, Bosnia, República Checa, Alemania, Rusia, Inglaterra, Suiza y Kenya; llegando a lugares donde el acceso a productos artísticos es mínimo, casi imposible. Un Festival hecho con amor, ilusiones y mucho trabajo, que nos invita a pensar en las mejores formas de incidir positivamente en el día a día de la comunidad y a consolidar nuestro compromiso de aportar a la construcción de una idea de ciudadanía amigable, responsable con el prójimo, consciente y respetuosa. La aceptación por parte de la comunidad se debe, en gran parte, a que sus espectáculos proponen variedad de técnicas y diversidad de historias y argumentos; además, el costo de las entradas para las funciones en salas de teatro es sumamente accesible, lo cual permite que las personas acudan en familia. El Festival es una ventana para conocer el mundo, nos invita a valorar la diversidad y apreciar al otro, al distinto. Así mismo, es una plataforma para que niños y niñas de nuestro país conozcan diferentes formas de abordar la historia de su tierra y su cotidianidad. Las/los profesionales del teatro de títeres que participan en cada edición del Festival son una suerte de embajadores de sus territorios, ya que la relación artistas internacionales - público genera un intercambio cultural importante y necesario. Finalmente, es una oportunidad para que más artistas locales se formen en el oficio del teatro de títeres, al recibir información y valiosa retroalimentación por parte de sus pares internacionales. Como artistas creemos firmemente que parte de nuestra labor es aportar para que las infancias crezcan con una sensibilidad hacia el arte y la creatividad, pero, sobre todo, normalizando la empatía, la solidaridad, el sentido de la justicia y el respeto irrestricto a la otredad, a la diferencia y la diversidad. En este orden de ideas, la perspectiva de género es un eje transversal de nuestro trabajo creativo y de gestión cultural, puesto que nos permite cumplir con la tarea de ofrecer a las niñas, niños y público en general, propuestas artísticas de calidad, que presenten nuevas y mejores posibilidades de relacionamiento e interacción social a través del lenguaje mágico y lúdico del teatro de títeres, viviendo así un momento de felicidad plena. Títerefué propone un teatro de títeres coloquial y cotidiano, una propuesta artística basada en leyendas populares o en pasajes del diario vivir de la gente ecuatoriana, en los que toda la gracia del imaginario popular se viste de poesía para convertirse en una propuesta estética con identidad, cuya firma contiene una historia y una geografía. Los títeres poseen uno de los lenguajes más lúdicos para comunicarse, las niñas y los niños logran identificarse con el títere porque quien actúa y recita los encantadores versos es uno de sus pares, tan pequeño, pícaro y listo como él. El antihéroe es un personaje simpático, las brujas no son tan feas y los príncipes un poco tontos. El titiritero pasa a un segundo plano, el que tiene relevancia es el muñeco, el duende un personaje transformado y transformador que nos puede llenar de contenidos críticos y liberadores que venciendo a todos los opresores, ofrece al distinguido público una feliz e inolvidable experiencia artística. Desde el año 2001 nos han visitado agrupaciones de América, Europa, Asia, África y Rusia. El público ecuatoriano se ha beneficiado de más de 200 espectáculos de títeres, música, comparsas, bandas de pueblo, etc. Siempre fue un espacio dinamizador de la economía local haciendo uso de servicios de hospedaje, alimentación, transporte, comercio de artesanías y turismo interno. Otro de los aspectos importantes es la posibilidad para las agrupaciones ecuatorianas de mostrar su trabajo a programadores internacionales. El teatro de títeres puede suscitarse en cualquier lugar donde existan concentraciones humanas. A lo largo del tiempo, la generalidad de las expresiones estético-artísticas se ha focalizado en las grandes urbes, pero, históricamente, el teatro de títeres es trashumante y, por consiguiente, las caravanas son una herramienta del oficio titiritero que se convierte en un elemento facilitador del buen vivir. Con la llegada de las caravanas, la reconstrucción de la vida en comunidad se vuelve más viable; entre otras cosas, la alegría que generan permite que las personas se reconozcan en su entorno y el fenómeno de comunicación colectiva multiplica los mensajes haciendo que la información fluya y los miembros de la comunidad (hombres, mujeres, niños y niñas) se apropien de la misma. Estratégicamente, la coordinación y logística se realiza con: Juntas Parroquiales, Municipios, Casas de la Cultura, Consejos Provinciales, Dirigencias Barriales, Cabildos, Centros Educativos, Centros de Rehabilitación Social, Comunidades Indígenas, Casas de Salud, Hogares de Niños y Ancianos y gestores culturales y sociales donde la Fundación Títerefué y el Festival Internacional de Títere “Con Bombos y Platillos” ya han tenido contacto en anteriores ediciones, con gran acogida. Para el equipo de producción del Festival, es de inmensa alegría participar de la formación de públicos, que se evidencia en la gran aceptación de asistentes a las funciones en teatro y que pagan el valor de las taquillas para acceder a las funciones, recursos que son reinvertidos en la circulación territorial.